Coccidiosis porcina: impacto económico y medidas de control
La coccidiosis porcina tiene un impacto significativo en la producción. Se trata de una enfermedad parasitaria que infecta el tracto intestinal, desencadenando diarrea, deshidratación y pérdida de peso. En el peor de los casos conduce a la muerte, ya que paulatinamente hay disminución de la tasa de crecimiento y menor conversión alimentaria.
En sistemas de cría intensivos, las pérdidas económicas son cuantiosas. Aunque la mortalidad se puede controlar, la prevalencia es un desafío sanitario. De hecho, supera el 60 por ciento en Europa. Suministrar medicamentos durante las primeras horas de vida del lechón, marcará la diferencia y evitará el estrés por manejo en la granja.
De origen parasitario
Isospora, Eimeria y Cryptosporidium son los parásitos responsables de causar estragos en el sistema digestivo. El primero, suele ser la variante más contagiosa, debido a que se multiplica a gran velocidad, al hallar un huésped. Afecta principalmente a los lechones en fase de lactancia (también entre el mes y el año de edad). Sin embargo, se han visto casos de animales adultos, afectados por permanecer en naves contaminadas.
Las pésimas condiciones de higiene favorecen el contagio, en especial en las áreas de parto. Así mismo, la humedad en el suelo, el contacto del alimento con superficies infectadas, los cambios bruscos de temperatura, la presencia de moscas y heces secas, empeora la situación.
La enfermedad permanece durante 7 ó 10 días. A nivel clínico, el cuadro avanza si los cerdos están hacinados o si la nutrición es deficiente. Es usual que ocurra tras el destete, debido al estrés y a los cambios que implica la alimentación.
Una de las particularidades, es que las hembras son portadoras, pero asintomáticas, es decir, no presentan ningún signo de alerta. En el caso de los lechones, el abordaje inicia si se detecta diarrea, que no cede con el uso de antibióticos.
Tratarlos de forma oportuna facilita el control. Cuando no hay inmediatez, el color y la consistencia de las heces cambia, incluso puede haber hemorragia. El color suele ser amarillo, verde o gris, mientras avanza la deshidratación, dando lugar a serias complicaciones.
Coccidiosis porcina Vs. enfoque integral de salud y bienestar
Para prevenir y controlar la coccidiosis porcina, es esencial adoptar medidas de manejo y prevención. Algunas de las estrategias clave incluyen labores de higiene y limpieza. Mantener las instalaciones y áreas de crianza desinfectadas, reduce la carga en el ambiente y evita la propagación.
Aunado a ello, es importante enfocar la atención en los lotes. Evitar la sobrepoblación y mantener una buena separación entre grupos de cerdos, ayuda a minimizar la transmisión del parásito. Además, es importante mantener un buen plan de alimentación y nutrición. Una dieta equilibrada y de alta calidad, fortalece el sistema inmunológico y permite que haya más resistencia frente al parásito.
Por otro lado, es fundamental iniciar el diagnóstico y el monitoreo. Realizar exámenes regulares para detectar la presencia de coccidiosis y otros problemas de salud, favorece la intervención temprana y efectiva. Lo principal, es efectuar los análisis en laboratorio, a fin de evaluar los daños en la mucosa intestinal. Aislar los casos y tratarlos de forma individual es garantía del éxito.
Acciones preventivas
La mejor manera de frenar la coccidiosis porcina, es actuar a tiempo en la primera fase. La enfermedad se manifiesta de distintas formas, según el parásito, de modo que supervisar las jaulas de las hembras, durante la lactancia, es primordial.
Con respecto a las crías, un veterinario podrá suministrar dosis de sulfonamida-directo en el alimento- junto a otros compuestos (coccidiostáticos), con fines preventivos, tres días después del nacimiento.
Al mantener las granjas limpias y desinfectadas con amonio o hipoclorito sódico, los verracos tienden a recuperarse con mayor facilidad y desarrollan más resistencia frente a la enfermedad.
Bioseguridad
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