La Salmonella en granjas avícolas es una bacteria patógena que genera cierta preocupación en la industria, ya que afecta tanto a las aves como a los consumidores finales. La infección se propaga a través del contacto directo con aves, agua, alimentos o equipos contaminados. En una granja, se extiende a través de insectos, roedores o con la entrada de personal sin medidas de bioseguridad.
Los objetivos de la industria aún apuntan hacia el bienestar animal, la sostenibilidad y la inocuidad de los alimentos. De acuerdo con los balances sanitarios, en Europa se han registrado más de 90 mil infecciones por intoxicación alimentaria, causadas por Salmonella, mientras que en Estados Unidos, las estadísticas giran en torno a un millón de casos al año.
De este modo, ocupa el segundo lugar como infección más común. Las investigaciones parten desde la integridad de los alimentos balanceados y la salud animal. Cabe resaltar que las diferentes cepas de Salmonella pueden tener serovares distintos, según las características de las proteínas O y H, de la pared celular.
Esta clasificación es útil para distinguir las cepas de la bacteria, lo que permite identificar su distribución geográfica, fomentando la prevención. Agrupadas en géneros, incluyen varias especies patógenas para los seres humanos y otros animales (afectando de múltiples maneras).
Según la Autoridad en Inocuidad Alimentaria Europea (EFSA), los 3 serovares más comunes en productos avícolas, son: S. Enteritidis, S. Infantis y S. Typhimurium. Sin embargo, hay otros dispersos a nivel mundial, como: S. Heidelberg, S. Kentucky y S. Minnesota.
Si bien es cierto que la Salmonella en gallinas de postura y en los pollos está presente normalmente en la flora intestinal, sobrevive en las heces durante 9 días o más, por lo cual propicia la contaminación de otros productos como verduras, frutas, huevos e inclusive, la carne.
Al persistir la infección en las granjas, ocasiona vulnerabilidad en la cadena y grandes pérdidas, debido al bajo peso, anorexia y disminución en la producción de huevos. A continuación, indicaremos parte de las medidas que se deben tomar en toda unidad de producción, bien sea dedicada a la cría o comercialización del producto final.
En todo negocio, es vital implementar protocolos estrictos de bioseguridad, incluyendo la desinfección regular de instalaciones, el control de acceso de personas y vehículos, el uso de ropa y calzado exclusivos para cada área.
Realizar pruebas regulares también es fundamental para detectar la presencia de Salmonella en aves, agua y en el entorno. La identificación temprana permite tomar medidas correctivas, antes de que la bacteria se propague.
Es elemental mantener instalaciones limpias y secas, con un adecuado sistema de eliminación de desechos. Esto ayudará a reducir la presencia de roedores e insectos, que actúan como vectores.
Identificar y controlar los puntos críticos donde la Salmonella puede ingresar o propagarse, debe ser prioridad en la cadena de producción. Esto incluye la manipulación de huevos, la alimentación, el transporte y el procesamiento.
Se deben implementar programas de vacunación eficaces para reducir la incidencia en las aves. Además, es importante seleccionar aves con resistencia genética para mejorar el lote.
Desde el campo hasta el hogar, el riesgo ha estado siempre latente, lo que ha impulsado el diseño de planes de inocuidad alimentaria, cuyos resultados toman años en materializarse. Partiendo de este criterio, los grandes laboratorios se han esforzado en formular propuestas, con base en levaduras cuidadosamente tratadas, como método eficaz de intervención nutricional.
Aunado a ello, han fomentado prácticas seguras para reducir la prevalencia de Salmonella, que involucra todas las fases del procesamiento:
Lo ideal es educar al personal en prácticas seguras de manejo. Esto incluye la formación sobre el lavado de manos, el cambio de ropa y la desinfección de utensilios y equipos.
Trabajar en estrecha colaboración con veterinarios especializados, es crucial para desarrollar estrategias personalizadas de control y programas de monitoreo.
Mantener la comunicación con los productores es determinante, al igual que con los distribuidores y consumidores. También lo es informar sobre las medidas tomadas para garantizar la seguridad de los productos avícolas y proporcionar orientación sobre prácticas seguras de manipulación y preparación.
Por último, como productor, hay que estar al tanto de las últimas investigaciones y avances en el control de Salmonella en granjas avícolas. Así, podrá adoptar nuevas tecnologías y prácticas que mejoren la eficacia.
Mediante abordajes integrales y colaborando con expertos, la industria avícola puede mitigar eficazmente los riesgos asociados con la Salmonella y mantener la calidad de sus productos. La bioseguridad, la vigilancia continua y la educación, son pilares clave en este esfuerzo constante para proteger la salud pública y la integridad de la producción.
La Salmonella puede causar enfermedades graves en las aves, incluyendo infecciones intestinales, septicemia y otros problemas de salud. La bioseguridad ayuda a prevenir la introducción de la bacteria en la granja, garantizando la salud y el bienestar.