Con anticuerpos aviares se prevé diseñar un nuevo esquema de vacunación, altamente eficaz, aprovechando las fortalezas del sistema inmune de las gallinas. La investigación se está profundizando en la Universidad Nacional de Colombia (UNAL), donde se efectúa el análisis de la materia prima, a partir de la tecnología phage display.
También denominado “presentación en fagos”, este avance es sustancial, partiendo de la toma de muestras de sangre de las aves. Al aplicar métodos de biología molecular, se estimula la producción de anticuerpos monoclonales recombinantes, introduciendo una serie de virus (fagos), cuya función es agilizar la infección en bacterias.
Mientras replican e infectan, los científicos pueden modificar su genoma, con el propósito de unirlo a proteínas de interés. Vale acotar que la técnica ya se ha utilizado antes en la fabricación de vacunas, pero al optimizar el mecanismo de acción, se requiere un soporte, que en este caso, es el sistema inmune de las gallinas.
En declaraciones para el portal Agro Negocios, Laura Riascos Orjuela, especialista en Bioquímica, explicó que este procedimiento es clave. Al implementar la tecnología, el primer paso es inmunizar a las aves con una proteína de SARS-CoV-2 llamada Spike. Al obtener la respuesta inmune deseada, se corrobora la detección oportuna a cargo de los anticuerpos.
Al consultarle sobre la elección de esta especie (gallinas), detalló que se trata de animales que se han distanciado de los humanos, en términos filogenéticos y evolutivos. Por ende, otorgan una respuesta óptima frente a las proteínas presentes en un virus, a diferencia de los ratones, que tienen ciertos genes y procesos biológicos similares al de los humanos.
Otra ventaja de esta metodología, es que resulta más accesible y económica, debido a que se reduce la cantidad de material genético al evaluar los mecanismos de diversificación aviar de los anticuerpos.
De acuerdo con la experta, adscrita a la UNAL, la proteína Spike tiene la particularidad de que posee dos dominios esenciales, ambos se obtienen para inyectar a las aves. Durante esta fase, se aplicaron pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR), las cuales permitieron ampliar las regiones con material genético infectado con SARS-CoV-2.
Posteriormente, se separaron las moléculas de ADN para visualizar el producto obtenido, mediante electroforesis, técnica que incluye el uso de gel y electricidad para disgregar las moléculas.
Cada fragmento es insertado en estructuras cortas de material genético (plásmidos), que facilitan la colocación de bacterias de Escherichia Coli en un medio de cultivo. Como estos microorganismos se replican con rapidez, es más fácil trabajar mayor cantidad de proteína Spike para inoculación.
Todas las gallinas sometidas al estudio, fueron inmunizadas durante 28 días, lapso en el que recibieron el esquema contra la proteína asociada al Covid-19. Los días 1, 14, 21 y 28 fueron determinantes para la aplicación de dosis.
A la par, se fueron tomando las muestras de sangre, lo que permitió medir la cantidad de anticuerpos aviares y evaluar la respuesta en el sistema inmune. Este análisis también fue aplicado en los huevos.
Finalmente, se sacrificaron estos lotes, con el objetivo de retirar el bazo, órgano responsable de alojar información genética activa, proveniente de los anticuerpos. Almacenada en plásmidos especiales (fásmidos), se replica con fragmentos del genoma de un fago.
Desde la UNAL, los expertos ratifican que estas moléculas son fundamentales para diseñar vacunas. También son útiles para el uso de herramientas destinadas a la detección y control de virus.
Al contener regiones codificadoras de anticuerpos aviares, con bacteriófagos, facilitan el análisis considerando que se alcanza mayor precisión al identificar, atacar o neutralizar proteínas específicas.
Mientras los científicos en Colombia avanzan en el diseño de esquemas de vacunación efectivos para la población humana, en la industria avícola continúa siendo imprescindible la aplicación de programas de vacunación.
Al introducir agentes infecciosos atenuados o inactivados, los biológicos aviares incluyen una serie de dosis básicas, entre ellas: Marek, Gumboro, Viruela Aviar, Newcastle, Bronquitis Infecciosa, Reovirosis Aviar, Coriza Infecciosa, Encefalomielitis Aviar y por supuesto, la vacuna de Coccidiosis Aviar.
Sin embargo, hay otras que se aplican según la presencia de patógenos en zonas endémicas, como: Cólera Aviar, Hepatitis por Cuerpos de Inclusión, Laringotraqueitis Aviar, Influenza Aviar, Metapneumovirosis Aviar (A.R.T.) y Colibacilosis.
El rendimiento zootécnico está sujeto a las reacciones post vacunales, de modo que entran en juego una serie de factores, como el manejo y la sanidad de las instalaciones, lo que determina el éxito del monitoreo serológico.
La bioseguridad es primordial en cualquier ambiente productivo.
